¡ El año sucio! ¡ Adiós 2020!

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Dos mil veinte será recordado por aquella mancha en Whuan que se extendió por todo el planeta. La fecha que ensució la salud, la libertad y el sosiego de los seres humanos.

Ya nunca serán borradas de las memorias las imágenes de los crematorios de Bérgamo, en Italia, donde los camiones militares transportaban cadáveres por caravanas para ser incinerados; los videos de las personas que se desmayaban en China y que fallecían en las calles ante el asombro de todos, y las medidas adoptadas por la mayoría de los gobiernos del mundo de encerrar a sus ciudadanos ante el establecimiento de una pandemia que, hasta el día de hoy, se sabe muy poco de ella.

Sin embargo, este año también puso en evidencia el valor que tienen tantos hombres y mujeres que continúan arriesgando sus vidas en las salas de emergencias para salvar a los infectados por el COVID-19.

Y es que muy pocas veces en la historia de la humanidad se dan este tipo de acontecimientos; pero sin duda alguna, cada vez que ocurren, son los médicos y enfermeras los que siempre han dado la cara por la humanidad y la supervivencia.

¡A ellos, eternos aplausos de gratitud!

En República Dominicana, soportar este año fue quizás un esfuerzo mayor.

Entre elecciones municipales y presidenciales, acusaciones de fraudes, protestas masivas y una sociedad polarizada, tanto en las calles como en las redes sociales, la convivencia en los umbrales de la pandemia se tornó un poco más difícil.

El incendio del vertedero Duquesa durante semanas en medio de las medidas de encierro, hizo que los capitaleños padecieran una odisea mayor.

Además, la quiebra de negocios y comercios de manera general, la caída del turismo y la incertidumbre a la que ha estado sometida la población, han agudizado las grietas sicológicas y sociales en el país.

La depresión anda brincando y saltando por doquier. Eso sí, siempre en puntillas para no despertar a nadie y así seguir en su festín de muerte y tragedia.

Este año nos ha arrebatado a íconos mundiales como Kobe Bryant, quien murió junto a su hija en un accidente de helicóptero; Armando Manzanero, víctima del COVID-19; Tito Rojas, ataque cardíaco; Diego Armando Maradona, ataque cardíaco; Chadwick Boseman, cáncer de colon y Naya Rivera, ahogada en un lago de California.

En nuestro país murieron víctimas del COVID-19, el cantautor Víctor Víctor y la diseñadora Jenny Polanco. Mientras que Sandy (del dúo Sandy y Papo) también dejó de existir en este mundo terrenal a causa de un infarto.

Pero además, miles de personas de todos los estratos sociales de República Dominicana han caído víctimas de esta pandemia, uno de ellos fue el profesor de la UASD, Andrés Quezada, amigo y compañero de mil batallas.

Es imposible para mí dejar de mencionar al periodista, amigo y hermano José Torres, quien murió trágicamente en un accidente de tránsito junto a otros colaboradores cuando regresaba a la capital de una actividad en el Cibao.

Ante tantos sinsabores, este 2021 tiene que ser, por el bien de la humanidad, el año de la esperanza. El año de la recuperación de la libertad, de la salud y la tranquilidad.

Despidamos este año con buenas vibras, siempre con el norte de que todo pasa por algo en la vida, y casi siempre que pasa; es porque vendrá algo mejor.

¡Feliz año nuevo a todos!

Por Dalton Herrera

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