El Congreso Nacional ¿Nido de ratas?

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Por Valeintín Medrano

Algo huele feo. Algo no anda bien. ¿Qué se cuece?, ¿Qué se busca? Ya pronto sabremos, aunque quizá no uniremos cabos. ¿Nos pasará inadvertido?.

Desde la denominada “sociedad civil”, un grupo de personas que no cobran salarios directos de los gobiernos, nacionales o locales, pero que los cobran de los dineros que el Estado destina a unas sanguijuelas denominadas fundaciones, las que insaciablemente chupan la sangre del torrente financiero que mana del erario.

Estos impolutos, cuyas organizaciones patrocinantes compran ideas e ideales, voces y vocingleros, anuncios y anunciadores, panegíricos sin muertos y falsas honras publicitadas, representan la idea de lo mejor, lo que se vende como tal, pero que en la realidad es lo peor de lo peor. Se venden al mejor postor y gustan de los óbolos foráneos, del perfume francés, del fútbol americano e invertir en la bolsa.

Tienen adalides y voceros que extrañamente suelen alinearse como los planetas. Con diferentes palabras, acentos, inflexiones y poses, pero el mismo contenido, nos convocan a pensar, o mejor dicho a no hacerlo. Dicen pensar por nosotros, en beneficio de todos, y no es así.

Cuando asumen un tema, este se hace presente en cuantos medios pueden influenciar, siendo aveces calzados con firmas de personas impensables, por planetas y asteroides que parecen no ser parte del sistema solar al que pertenecen los interesados. Quizá no saben que actúan a favor de esos intereses, pero si buscas, encontrarás la coincidencia de contenidos.

En su mensaje, por lo regular en el fondo, procuran amilanar moralmente a personas o instituciones para malearlas, disminuirlas y luego obtener lo pretendido.

Ahora hay algo que se procura en torno y hacia el Poder Legislativo. El último tema repetido de “la
Cabal” dominicana. Las críticas sin piedad y sin hacer distingos hacia el congreso, “nido de ratas” le llaman, obviando que esa anatemización generalizada afecta y mancha a personas de bien, correctas, honradas y decorosas que ejercen la política y que ganaron sus curules cumpliendo con las reglas.

El acoso y ataque a la clase política no cesa, ni cesará y lamentablemente desde la misma clase política los detractores de la misma cuentan con poderosos aliados, políticos que reniegan de los políticos pero gustan del poder y se montan en la política como vehículo para obtenerlo y luego ponen distancia. Falaces! Hipócritas! Egoístas! Traicioneros! O quizá solo inconscientes. ¿Falta de conciencia de clase?.

Algo huele feo en Dinamarca, y en la sociedad civil dominicana, que quiere ahora arrodillar al Congreso, con diatribas en procura de quien sabe que inconfesable y lastimero propósito, de seguro perjudicial para el pueblo dominicano.

Ya pronto sabremos o quizá no, pero el efecto será visible y doloroso, cuantioso a expensas del presupuesto, y sobretodo perturbador.

En la nueva manipulación del colectivo, el primer paso es el asesinato moral, hacer prender en la sociedad la idea de que el atacado (persona o institución) es un engendro del demonio, lo que luego justifica cualquier interdicción, intervención, sojuzgamiento, encierro o abolición. ¿Qué se procura hacia el Congreso? No lo sé, pero será mejor estar advertidos y preparados a su defensa. El primer poder del Estado está bajo ataques.

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